La lluvia encierra un secreto, uno que se empieza a desvelar cuando su música hace vibrar la tierra con sus pequeños golpes. Es un rito primitivo, eterno, de frágil “orballo” o poderosa “fervenza”, que en sus gotas lleva el ritmo infinito de todo lo que algún día fueron: el Atlántico, el Miño, o un manso “encoro”… ¿quién puede saberlo? En su camino recorrieron esta “terra máxica”, y decidieron caer, seguro que no por casualidad, en Santiago, donde la lluvia es arte. Aquí han sido recogidas para ti, para que allí donde las lleves, guardes su magia.