Agua de Lluvia
Lluvia. Agua descendiendo del cielo en todas direcciones, recorriendo aceras, despeñándose desde los tejados, golpeando fuertemente contra las ventanas, convirtiendo los días soleados en días, aparentemente, tristes.
Pero ¿Realmente la lluvia nos hace estar tristes? ¿Dejamos de vivir cuando comienza a llover? O realmente ¿La lluvia tiene la capacidad de hacernos decidir lo que de verdad queremos? ¿Cuando llueve hacemos sólo las cosas más urgentes? ¿Vivimos mejor con o sin lluvia?.
Es una cuestión difícil, decir abiertamente que los días de lluvia son mejores es un asunto complicado. Pero seamos sinceros, ¿no creéis que los gallegos tenemos un sentimiento especial para con la lluvia? una especie de resilencia, una atracción sin explicación hacia algo tan nuestro como la lluvia o es el entroido, el cocido, nuestros montes, el Camino de Santiago...
¿Es posible acostumbrarse a la lluvia? ¿Somos los gallegos diferentes? ¿Somos los únicos que reconocemos la Magia y el encanto de la lluvia? ¿Somos los únicos que creemos que las calles empedradas de Santiago de Compostela brillan de una forma especial, casi mágica, cuando llueve? ¿Somos los únicos capaces de llevar con cierta normalidad las riadas en las calles?
Sinceramente, como gallego creo que la lluvia es un elemento con el que hemos crecido. Nos hemos acostumbrado a no mirar el tiempo y saber que hay semanas que toca llevar paraguas, o no ¿para qué llevarlo si sabemos que la consecuencia será que acabará en la basura? Somos los que sabemos que el calabobos moja y mucho, y que si va a a llover de verdad ponte capucha y a caminar, que con el paraguas te vas a mojar más... Es así, nuestros paisajes son los que son porque hemos aprendido a vivir bajo la lluvia, para algunos puede significar tristeza, pero quien se atreve a vivir aquí descubre que hay ciudades que brillan bajo el agua, y que cuando uno quiere vivir, poco importa que el cielo se caiga.
A veces, cuando decidimos mirar la lluvia con otros ojos descubrimos lo que de verdad importa. Y para no olvidarlo nunca está de más llevar el agua al cuello, pero no de forma metafórica, llevar un colgante con agua de lluvia, para no olvidar que has estado ahí donde la lluvia es arte y donde aunque se caiga el cielo, la gente vive.
