El camino y su lluvia
Santiago de Compostela, una de las pocas ciudades que cuenta con la lluvia como su mejor aliado y es que es lo que tiene esta ciudad, que hasta la lluvia le sienta bien. Nadie luce como ella las gotas de lluvia resbalando.
Una ciudad empedrada, con rúas y entrerrúas en las que aunque perderse es más fácil de lo que parece, más de uno va a encontrarse. Cientos de peregrinos la visitan día a día, por culto o por mera aventura o quizá como pretexto para poder encontrarse a uno mismo. No hay nada como caminar solo para entender que la soledad es simplemente no querer estar con uno mismo. Hacer el camino sin más compañía que nuestros pies, puede ser la mejor manera de comprender que para poder disfrutar de cariño los demás, tenemos que ser capaces de estar solos sin llamarlo soledad.
Todos los peregrinos comparten la misma opinión, tras hacer el camino uno vuelve diferente, quizá más consciente de lo que es o quizá más consciente de lo que no quiere ser. Por algo se empieza.
Por eso si tienes la oportunidad, no dudes, haz el camino de Santiago, da igual de donde salgas y la ruta que escojas, disfruta de cada paso, conoce Galicia mientras te conoces a ti. Y luego al llegar a Santiago, recuerda que sólo es el principio, camina por sus calles, piérdete en busca de sus plazas, tómate algo en San Pedro y descansa en Galeras. Y si puedes disfruta de su lluvia, sal a mojarte, llévate un recuerdo y brinda con una cunca.
Disfruta de la cuidad que fue pretexto para cambiar. Recuerda que desde ahora Santiago de Compostela será tu ciudad. Si quieres recordarla allí dónde vayas, llévate sus gotas de lluvia, ¿Cómo? Busca a Gotas de Lluvia por Santiago, escoge un colgante y lleva el agua al cuello.
Recordarás siempre que los retos se superan y se convierten en metas alcanzadas.
